miércoles, 25 de agosto de 2010

Porque antes que sentir dolor, mejor no sentir nada.

Los meses pasaron y entendí el error del deseo desesperado por sentir calor. Inocencia desvanecida en ritos de pasión herida, fui calmando mi apetito sin medida...
Caminando y sin dar crédito, maldiciendo aquellos hábitos, sin mérito, vacíos y suicidas... si la tentación llamaba yo acudía...
Y me sacudía la monotonía de otro día, no podía abandonar el sudor que aquellos senos me ofrecían... y en su lujuría me hundía y me derretía...

Volví a mi cuarto triste y oscuro... y fue así como comprendí que sin amor no hay futuro.

Seque las lágrimas vertidas por la providencia, retratando la existencia como única estrategia para olvidar mis carencias.
Alcance la paz con la soledad de aliada...
porque antes que sentir dolor, mejor no sentir nada.


Hasta que un hada apareció de repente en mi mente iluminando un corazón inerte, me habló y me dijo que él nunca se va para siempre, que el amor camina libre como el alma de la gente, que no entiende de añoranzas y lamentos, que sólo vuelve cuando siente que llegó el momento...

Pero el amor es caprichoso y marcha en busca de aventura, dejando el alma desnuda en manos de la locura...
Sólo nos queda esperar, jugar con la soledad a oscuras, hasta que llega otra figura que nos cura...


Sin amor no hay futuro...

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